Un buen día, después de instalar el enorme cartelón institucional que anunciaría la próxima remodelación y ampliación de la Casa del Aralar, vi una escena que me hizo apresurarme a casa a tomar mi cámara de fotos para captar lo que estaba sucediendo.
La primera medida a tomar en cuanto a la realización de dicha obra era la de destruir el nido que las cigueñas han empleado, años tras años para anidar en nuestro pueblo. Generaciones de cigüeñas lo utilizaron, y ahora iba un gobierno del PP a disponerse a eliminarlo como primera medida de actuación.
Como usted pude ver, muestro en este pequeño espacio, cómo se destruye un nido de cigüeñas. Quien como yo, viva cerca de la obra, y haya visto en estos meses el desarrollo de la misma, se podrá preguntar si realmente era necesaria dicha destrucción.
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